jueves, 13 de diciembre de 2007

Jóvenes con inquietudes vocacionales

Jóvenes con inquietudes vocacionales

Fuente:
Autor: chuchforum

Jesucristo, estaba esperando este momento desde hace mucho tiempo. Necesitaba un rato a solas para hablar contigo y, sobre todo, para escucharte. La verdad es que, si soy sincero, Tú no dejas de enviarme tus mensajes. Lo que pasa es que no siempre los quiero recibir. A veces los ahogo con música, con amigos, con ruido... Pero, -no te lo puedo negar- siento un gran vacío, aunque a los demás les parezca lo contrario.

En cambio, cuando luego viene tu invitación serena, se inunda el corazón de luz y de paz: «Sígueme». En cuanto en lo profundo de mi conciencia percibo esa invitación, mi corazón se estremece pues sé que entre cientos, entre miles de jóvenes has puesto tu mirada en mí. Pero, ¿por qué, Señor, por qué a mí? ¿Qué tengo yo de especial para que me llames a seguirte, a ser tu discípulo predilecto?

Entonces me viene a la mente la escena del llamamiento de los primeros discípulos y me digo a mí mismo: «Bueno, ¿y qué tenían de especial Pedro, Santiago, Juan, Andrés...? ¿No eran hombres como los demás? ¿No tenían pecados como los demás? ¿No eran débiles, traidores y cobardes, como los demás?». Pero Tú los elegiste: «No sois vosotros los que me habéis elegido. Soy yo quien os he elegido». Y me sobrecoge pensar que ellos, esos pobres pescadores del lago de Tiberiades, no dudaron en dejar sobre la playa, muertas para siempre, esas redes que representaban toda su vida.

Y a mí me cuesta tanto dejar mi familia, las comodidades del hogar, el cariño de mi novia, las posibilidades de mi carrera, mis planes personales, mi libertad...

Pero, por otro lado, también Tú me atraes y me atraes con una fuerza especial pues Tú eres mucho más que cualquier persona o cosa en este mundo. Me atrae tu personalidad, tu generosidad hasta el límite, tu ternura para con nosotros los hombres, la mansedumbre de tu corazón, la grandiosidad de tu Reino. Sé que a tu lado encontraré la auténtica felicidad, que Tú apagarás mi sed de eternidad, que contigo dejaría una huella indeleble a mi paso por este mundo, haciendo el bien en tu nombre.

Pero, me da miedo. Me da miedo lanzarme a una aventura en la que me juego todo aunque también sé que lo puedo ganar todo. Dame generosidad, Señor, para lanzarme sin titubeos tras de Ti, para cortar las amarras que me atan a la orilla y me impiden echarme a la mar del mundo contigo como capitán de mi barco. Dame valentía, dame fuerza. Sé que no tendré visiones, ni apariciones, ni nada. Pero tu voz no dejará de oírse en el interior de mi alma con una claridad que no admite lugar a equívocos: «Sígueme», será tu invitación imperturbable.

Te seguiré, Señor. Te seguiré, adondequiera que vayas y me lleves. Iré contigo llevando mi cruz y resucitando contigo para salvar al mundo. Sólo te pido tres cosas: dame fe, dame generosidad, dame valor; en una palabra, dame amor.

martes, 4 de diciembre de 2007

de jefe de ateos a sacerdote/P. Gabriele Brusco, L.C

Roma, 23 de diciembre de 2006. El P. Gabriele Brusco, L.C. nació en Busto Arsizio, Italia el 26 de marzo de 1972. Ingresó al noviciado de la Legión de Cristo en 1996 en Gozzano, Italia. Realizó su período de trabajo pastoral con los jóvenes del Regnum Christi durante 3 años en Monterrey, México. Cursó sus estudios de filosofía y teología en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, en Roma. Se ordenó sacerdote el 23 de diciembre de 2006 en Roma. Actualmente trabaja con los jóvenes de Curitiba, Brasil. A continuación, publicamos su testimonio tomado del original en italiano.

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Me llamo Gabriele Brusco y nací en Busto Arsizio, en la diócesis de Milán, Italia. Ahí mismo cursé la escuela primaria, secundaria, la preparatoria y la universidad. Comparado con los demás jóvenes de mi edad me doy cuenta que he sido muy afortunado. El estudio, aunque se puede pensar que es un gran beneficio para toda persona, más allá de ser un profesional, ayuda a formar la persona y a abrirle horizontes más amplios. Así lo he experimentado estudiando contabilidad en el Instituto Técnico Enrico Tosi di Busto Arsizio y después administración de empresa con especialización en Marketing internacional en la universidad Bocón, de Milán.

También me gustaba la lectura y creo que por esto mis horizontes se ampliaron. Desde los 12 años comencé a leer, cuando mi mamá me obligó a leer un libro para mejorar en la materia de italiano. Me enamoré de la lectura y no la he dejado jamás, descubriendo varios ámbitos y apreciando diversos autores. Creo que con la lectura han iniciado también los problemas. La culpa no estaba en la lectura sino en mí que, en aquel entonces, empezaba a hacerme preguntas peligrosas sobre la fe buscando respuestas donde no podía encontrarlas. Preguntaba sobre matemáticas a quien se ocupaba de geografía; más claramente, preguntaba de filosofía y teología a quien sólo sabía ciencia humana.

¿Dios existe? ¿No existe? ¿Por qué estoy en el mundo? ¿Por qué me han bautizado? ¿Y si hubiese nacido en China me habrían bautizado? ¿Iría al infierno por eso? ¿Por qué tengo que hacer lo que Dios dice si quien no lo hace no recibe ningún castigo? ¿Por qué hacer lo que cuesta y no hacer lo que atrae y da una cierta satisfacción? Esto es masoquismo..., y cosas por el estilo.

Antes había sido monaguillo en la parroquia, pero decidí dejarlo. Quería actuar por mi cuenta. Ir con mis amigos, que eran buenas personas, sin ir a misa los domingos. Después de algunos años de discusión diplomática logré obtener la plena autonomía religiosa en mi familia. A los 16 años podía decidir no para ir a misa. Me sentía renacido y sólo sabía que debía regirme por mí mismo. Los libros debían ayudarme. En parte lo lograron, alejándome lentamente del conformismo: no quería seguir la moda aunque me daba cuenta que me podían confundir con un típico joven rebelde. Hacía sólo lo que consideraba justo, aunque debo admitir que no alcanzaba jamás a ser plenamente coherente ni siquiera con mi libertad: hice también alguna que otra tontería.

Mi programa de vida era: buscar la verdad, estar abierto a todo, a toda experiencia nueva, huir de los conformismos.

Pero por desgracia no me daba cuenta que era muy precavido respecto a la fe católica y que tenía una grandísima fe en el ateísmo y en la ciencia ficción que vivía en mi cabeza... ¡Creía que algún día la ciencia lo habría descubierto todo! No me daba cuenta que era más simple y lógico creer en Dios que en la ciencia futura. Con respecto al ateísmo, comprendí que mi posición era una posición ideológica: si Jesús se me hubiese aparecido, habría buscado cualquier otra explicación, desde una droga ingerida sin saberlo hasta un holograma producido por unos amigos bromistas, antes que creer en la aparición.

No voy a contar las experiencias vividas, aunque de breve duración, con otras religiones: budismo, testigos de Jehová, taoísmo. Al final, decidí darle también una oportunidad al catolicismo.

Gracias al deseo de conocer sinceramente la verdad y, con la ayuda de Dios, oía las oraciones de mi familia, comencé algunas conversaciones personales no sólo con los amigos, creyentes y no creyentes, en las cuales se hablaba de todo y en profundidad, sino también con sacerdotes y laicos apologistas. Entre ellos había un sacerdote legionario de Cristo y entre los seglares había un miembro del Regnum Christi.

En la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, el H. Gabriele con sus padres y su hermana, acompañados del P. Zavio Zaneta, y del H. Nincola Tovagliari, L.L.C.C.

Me abrí verdaderamente a la fe cuando cumplí los 23 años. Anteriormente había organizado con aquel legionario encuentros de discusión entre creyentes y no creyentes, pero en esos encuentros permanecía demasiado en la superficie Prefería los encuentros personales. Después acepté hacer una peregrinación a Medjugorje. No vi a la Virgen, pero tuve la gracia de ir más allá de las apariencias: ya no me detenía sólo en la fe vistosa o en la devoción personal de cada uno, cosa que me habría alejado de nuevo de la verdad.

De regreso, después de algunos días en los que los demás me veían extraño, decidí abandonarme a aquella fe de la que huía y la que a menudo atacaba, sobre todo en los encuentros entre creyentes y no creyentes donde me llamaban jefe de los ateos. Me confesé y comencé a frecuentar los sacramentos y a asistir a misa todos los días.

En los encuentros de discusión preguntaba que si Dios estaba presente en la misa y podía hacer milagros ¿por qué los católicos no iban a misa todos los días? Es más, se les hacía difícil ir solamente los domingos. Los peores eran los estudiantes que tenían tanto tiempo a disposición.

De todas maneras, vi de inmediato que se abría otro camino; en la vocación. Antes, siendo ateo, había pensado en encontrar una chica para permanecer con ella toda la vida sin necesariamente casarme .Ahora surgió el camino sacerdotal. Me dijeron que no me precipitara y que mejor me esperara un año. Después de ese año entré al candidatado y me preparé para el sacerdocio.


El P. Gabriele Brusco, L.C., con la familia de su hermana.

Fui novicio durante dos años en el noviciado de la Legión de Cristo en Gozzano, estudié filosofía durante dos años en Roma, hice 3 años de trabajo pastoral en Monterrey, México, con los jóvenes del Regnum Christi, después de eso regresé a Roma para estudiar la teología y ahora trabajo con jóvenes de Curitiba, en Brasil.

No conozco los planes que Dios haya pensado para mí, pero confío en que podré ayudar a este mundo tan indiferente a amarlo un poco más.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Hijas de María Madre de la Iglesia

Fuente: Hijas de María
Autor: Ada Ferrari

Nuestra Fundadora es Madre Matilde Téllez Robles, nacida en Robledillo de la Vera, provincia de Cáceres, Diócesis de Plasencia, en España, el 30 de mayo de 1841. Fueron sus padres D. Félix Téllez y Dña. Basilea Robles. Desde muy jóven vive en Béjar (Salamanca) con su familia, y dedicará por entero su vida a Dios y a los hermanos, en una entrega permanente de amor y de servicio; hasta que el 17 de diciembre de 1902, residiendo en Don Benito (Badajoz), Dios cambiará su vida de entrega por la vida del gozo eterno de su paz.

Matilde pasa muchas horas en oración ante el Sagrario, y de su amor a Jesús Eucaristía nace el Instituto Religioso que fundará un 19 de marzo de 1875, Solemnidad de San José, en Béjar, provincia de Salamanca, Diócesis de Plasencia, en España. Ese día se han dado cita, en la Iglesia de Santa María, ocho jóvenes dispuestas a emprender la gran aventura de fundar un Instituto Religioso. Matilde no cabe en si de gozo pero está inquieta. Al terminar la celebración de la Eucaristía comprueba con sorpresa que tan sólo una de las jóvenes ha acudido a la cita: María Briz, que pocos días antes había dejado a su novio para entregarse a Dios y al servicio de los hermanos necesitados. Pero Matilde no se arredra y sola, con su única compañera, emprenden la marcha hacia la casa en la cual comenzará la Fundación. Ella misma en sus Escritos Espirituales lo narra así: "Aquel venturoso día de San José, las dos se reúnen en su casita. Solas entran, bendicen al Señor, que aman más que a su vida, y éste las corresponde como sabe hacerlo a sus amadas... guardan soledad unos días... y meditando les dice Jesús: ¿Dónde están mis pobres? ¿dónde mis niñas y jóvenes? Al instante, poned Jesús mío, dulcísimo consuelo, tus órdenes que hemos venido a cumplirlas...

Así pues, la experiencia espiritual del amor de Jesucristo en la Eucaristía, que Matilde vive, es la fuente originaria de nuestro carisma, de nuestro espíritu y de nuestra misión evangelizadora en la Iglesia.

Suscitado por el Espíritu Santo, nuestro Instituto se siente especialmente vinculado a este Misterio de la Eucaristía. Considerarnos la Eucaristía como el sacramento del amor, en cuanto significa la caridad y la realiza. Y al mismo tiempo, María Madre que mantuvo viva y unida la primera comunidad de Jesús, es nuestra Madre, Modelo y Guía.

Esta vivencia de la Eucaristía nos lleva a responder con amor de presencia, en oración, a la presencia de Cristo Eucaristía; y a compartir nuestra vida y dones con los hombres nuestros hermanos. Nos hace especialmente sensibles a las necesidades y sufrimientos de los pequeños, los pobres, los enfermos..., a quienes va dirigida preferentemente nuestra misión.

Evangelizamos a través de: La educación integral cristiana; acogida de niños/as marginados, o desvalidos en Hogares; atención a enfermos, ancianos, pobres; Promoción social de niños, jóvenes y adultos; pastoral parroquias y rural; acogida en casas de espiritualidad. Siempre con la ayuda de María Madre de la Iglesia nuestra maestra, modelo y guía.

Actualmente el Instituto, con 47 comunidades, desarrolla su misión en: España 28 comunidades distribuidas por Andalucía, Asturias, Cantabria, Extremadura, Islas Canarias, Madrid y Salamanca Italia 2 comunidades, en Roma; Portugal 4 comunidades, en: Fátima Marvao, Nisa y Povoa de Varzín; Colombia, 4 comunidades en: Bogotá, Itagüi y Manizales; México 2 comunidades en: el Distrito Federal y en Aculco; Perú, 3 comunidades en: Cajamarca, El Callao y Lima; Venezuela, 4 comunidades en: Caracas, Naguanagua y Tucupido.
Queremos, tal corno lo quiso nuestra Fundadora, "que toda nuestra vida sea un acto de amor”

Dirección:
HIJAS DE MARIA MADRE DE LA IGLESIA - Curia General
C/ Marqués de Viana nº 45 - 28039 MADRID
Teléfono: 571 70 24 y 571 70 14 – Fax -. 571 39 54
E-Mail: hmmicg@planalfa.es

SALESIANO... ¿POR QUÉ NO?

Si eres de los que creen que la vida vale la pena vivirla a fondo…

Si te duele la situación de desesperanza y pobreza de muchos jóvenes a tu alrededor…

Si Dios ha irrumpido con fuerza en tu historia y descubres en Jesús de Nazaret las claves desde las que vivir…

Si estás dispuesto a compartir tu vida con otros como tú en un proyecto de fraternidad…

… Quizás Dios te esté llamando a ser salesiano.

Es el momento...

Es el momento para las grandes decisiones. Es el momento para dar un paso adelante y hacer de tu vida lo que quieres que sea: una entrega sin reservas a cuantos a tu lado reclaman tu tiempo y tu vida, todo cuanto eres.

Es el momento de decir "sí" a lo que desde hace tiempo te ronda en la cabeza y que el miedo, la inseguridad o el qué dirán te hacen aplazar para más adelante.

Es el momento para decir ¡ahora! Porque lo tuyo, cuanto piensas y sientes, no es fruto de tu imaginación… lleva, sin duda, la huella de Dios