lunes, 12 de noviembre de 2007

«Afrontamos el problema vocacional sin complejos»

«Afrontamos el problema vocacional sin complejos»


Autor:Josep Àngel Saiz Meneses / Obispo de Tarrasa


Sólo un año después, el seminario de Tarrasa tiene ya 28 estudiantes...
-Comenzamos con mucha humildad y con la confianza puesta en el Señor, a la vez que aplicando todas nuestras fuerzas. Y ésta es la actitud que procuramos mantener.


-A pesar de ser el seminario más joven de España, es uno de los más prósperos...


-Llevamos muy poco tiempo como para sacar conclusiones. Cierto es que en el primer curso tuvimos siete ingresos y en este segundo han sido nueve los candidatos. Demos gracias a Dios y sigamos trabajando con humildad y sencillez. Por todas las parroquias y comunidades que paso pido oración por las vocaciones y exhorto a los enfermos para que ofrezcan su dolor por esta intención. A la vez, procuramos plantear el tema vocacional de forma directa y sin complejos. Por remarcar dos aspectos, me parece muy importante que creamos de verdad que Dios sigue llamando a jóvenes al sacerdocio, y también es esencial que transparentemos el gozo de la vida entregada al Señor a través de este camino.


-¿A qué se debe el progresivo aumento de seminaristas en Tarrasa frente a otras diócesis que tienen incluso mayor población?

-Yo pido a Dios que muchos jóvenes escuchen la llamada y que haya abundantes vocaciones en todos los seminarios. De momento, en los dos primeros cursos ha ido bien. Ojalá dure muchos años así.


-¿Cree necesaria la figura del seminario menor en nuestros días?

-Creo en los seminarios menores por mi propia experiencia y la de muchos otros sacerdotes. Dios llama a quien quiere y cuando quiere. A menudo se cuestiona que un niño de 12 años o un joven de 18 pueda tener clara su vocación al sacerdocio. Hay niños que de pequeños dicen que quieren ser médico o maestro y acaban siéndolo después de una trayectoria rectilínea. Otros dicen lo que quieren ser de mayores pero luego discurren por un camino diferente. Lo mismo sucede en la vocación religiosa. De los niños que manifiestan esta vocación unos acaban en el sacerdocio y otros no. Se trata de acompañarlos en el proceso de maduración personal y ayudarlos a discernir la voluntad de Dios.


-¿Es más difícil escuchar hoy la llamada al sacerdocio?

-En una sociedad cada vez más secularizada y consumista, no sólo es difícil escuchar la llamada al sacerdocio, resulta difícil también vivir con coherencia la fe cristiana. Hay demasiada dispersión, demasiado ruido en los ambientes, en la vida de las personas. La llamada es de Dios, la iniciativa última es de Dios. Seguramente llama a la mayoría de jóvenes por el camino del matrimonio, pero sin duda llama a muchos por el camino del sacerdocio. Hace falta silencio, oración, reflexión, para escuchar su llamada. Yo no pretendo que entren al seminario muchos o pocos jóvenes; se trata de que cada uno siga el camino por el que Dios le llame. Es así como encontrarán el gozo y la paz, la vida plena.

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