miércoles, 9 de abril de 2008

Misioneros Oblatos de María Inmaculada, Jóvenes

Misioneros Oblatos de María Inmaculada, Jóvenes

Fuente:
Autor: Gonzalo Ecija


Somos jóvenes de Málag, Madrid, Oviedo, Jaen, Badajoz en España, y jovenes de Argentina, Uruguay, Venezuela, Paraguay y Chile, que pertenecemos a los “Grupos de vida” de los Misioneros Oblatos. El objetivo que buscamos es tener un encuentro personal con Cristo, viviendo comunitariamente nuestra fe, en sintonía con el espíritu oblato.

Nuestro estilo de vida, intenta aproximarse al de las primeras comunidades, reflejadas en Hechos de los Apóstoles (2,42-47).

Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que habían de salvar. (Hch. 2,42-47)

En reuniones semanales, compartimos nuestras vivencias en torno a la oración, la vivencia del Evangelio, la asiduidad a los Sacramentos, el compromiso evangelizador en los centros donde estudiamos o los lugares de trabajo, en la familia, entre los amigos y en el barrio.

Cuando se lleva un caminar de tres o cuatro años aproximadamente en los grupos y con la edad aproximada de 18 años, se nos presenta la posibilidad de dar el paso hacia una comunidad cristiana, en la que nos comprometemos a vivir nuestra fe en una comunidad cristiana. Nuestras comunidades se alimentan de la espiritualidad de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada a través de unas Constituciones, que tienen su origen en las propias Constituciones de los Oblatos. El ritmo de reunión de las comunidades es el siguiente: dos reuniones al mes se dedican a la revisión de vida cristiana, otra a la formación y otra a una celebración de la fe.

Tanto en los grupos de vida como en las comunidades hay seis aspectos indispensables, son las seis “eses”:


Santidad: Participar en el grupo de vida viviendo en gracia de Dios.
Sinceridad: Todo lo que dice uno ha de brotar de la sinceridad.
Seriedad: Al grupo se va a compartir la vida, y eso requiere seriedad por parte de los demás para escuchar, no interrumpir, no bromear fuera de momento.
Secreto: La mayoría de las cosas que se dicen en la reunión pueden comentarse fuera del grupo; sin embargo hay algunas que se dicen en el grupo y han de quedarse en él, porque se refieren a la intimidad de las personas.
Seguimiento: De cara a la reunión hay que ser exigentes en la asistencia. El seguimiento se refiere también a la preocupación por los demás miembros del grupo. El grupo no se limita al momento de la reunión, fuera de la reunión es preciso mantener el contacto.
Sentido de Iglesia: No cerrarse al propio grupo, sino mantener la relación con otros grupos de la parroquia. Estar abiertos a otros jóvenes que quieren formar parte del grupo. Participar en encuentros generales de grupos, de la parroquia, de la diócesis. Estar en comunión con los sacerdotes y los APJs, éstos son los animadores de los grupos y comunidades.

Además de unas primeras convivencias, cada año se tienen: Convivencias de profundización (formación permanente), campamento de verano, cursos de formación y un encuentro nacional de grupos de vida y comunidades.
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