jueves, 10 de abril de 2008

Testimonios Vocacionales - Semana de las Vocaciones Chile 2008

Claudia Liliana Alburquenque Figueroa
Hija de San José
Protectora de la Infancia.

Para mi, ha sido de mucha importancia volver a recordar cada paso, de mi vida buscando el hilo de mi vocación, pienso que esto ya estaba junto a mi desde antes que naciera, el Señor nos tiene destinados para continuar en nosotros la obra que el comenzó de amar y consolar.

Desde pequeña sentía dentro de mí como un imán que me llevaba a poner toda mi atención y fijar mi mirada sobre el más sufriente, mi deseo de ayudar y consolar al prójimo cada día se hacía más fuerte, fue así cómo en un lugar de vacaciones veía a religiosas y me llamaban la atención, cada domingo que asistía a misa con mi padre, quien fue el principal gestor de impulsarme en esta corriente católica, desde acá se formo la base de mi fe ,la cual he ido madurando a través de los años, comencé en cada misa que asistía a ver en las hojas información sobre congregaciones para hacer mi opción de vida, más de alguna vez soñé despierta con estar en misiones con el tercer mundo, donde acá se veía con mayor fuerza la presencia de Cristo, en los niños de Ruanda, en los cuales se veía el abandono ,el hambre y, el dolor.

Bueno, pasó el tiempo y no me decidía, fue así cómo un día llegue a trabajar en el hogar de niños de Talca, el cual pertenece a la congregación Hijas de San José, acá me pude dar cuenta cuanto sufrimiento había en seres tan inocentes como son los niños, que traían consigo tanta tristeza y dolor donde las hermanas de la congregación juegan un papel muy importante de ser familia, de entregar el calor humano y familiar que necesitan los niños, pasó el tiempo y yo cada vez me involucraba más con los niños, con sus problemas y sentimientos sentía que eso era lo que el Señor tenia preparado para mi, que no tenía para que ambicionar salir quizás al extranjero siendo que acá, en nuestra tierra hay también mucho dolor y sufrimiento, en esos momentos estaba pasando por una gran crisis en el sentido de enfermedad de mi padre y esto a la vez traía consigo muchas complicaciones, donde sentía cada vez más la presencia de Dios, El era en esos momentos quien me daba valor y fortaleza para seguir luchando, fue así como cierto día decidí hacer un cambio radical en mi vida, tomé esta gran decisión, de consagrar mi vida por completa a Cristo, en esta congregación, en la cual formo comunidad al igual cómo lo hizo Jesús en sus tiempos con los apóstoles, hoy en día me estoy preparando y viviendo cada minuto en la presencia de Dios, dejándome modelar, empapándome de su amor y de las grandes enseñanzas que nos dejó, para ser yo un testimonio de Cristo, para darlo a conocer a los más lo necesitan, a quienes aun no lo conocen. Continuando así la obra que un día nuestra fundadora comenzó, saciar y calmar el dolor del más desprotegido y desamparado.



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